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Código de Valores
Debemos pensar en la honestidad como en la sinceridad absoluta. Como aquel componente que antepone la verdad, justicia e integridad moral sobre cada uno de nuestros deseos, pensamientos, y acciones. Como aquel órgano indispensable de un ser viviente.
En la antigüedad, se valoraba la honestidad como una de las máximas virtudes del ser humano. Desde la antigua Roma, la China de Confucio al Japón del Samurai; los pilares de la fundación de las sociedades humanas fueron creados con la honestidad como valor inclusive considerado divino y premiado, mientras que su opuesto sancionado y castigado.
El conocimiento, que según El Arte de la Guerra de Sun Tzu, es el don principal del sabio comandante. Se trata de conocer la miríada de detalles en los que se estructura el mundo. Por eso en uno de sus versos encontramos:
Y por eso, se dice que…
Si conoces al enemigo y a ti mismo,
La victoria será indudable.
Si conoces la tierra y el cielo,
La victoria será total.
*En la antigua China, el “cielo” representaba la gama completa de los fenómenos, desde el tiempo atmosférico, a los procesos celestiales y hasta la visión del Emperador. En cambio, el concepto de “tierra”, se extendía análogamente al terreno, como a los campos prácticos de cualquier actividad.
“El conocimiento protege de cualquier peligro a El general sabio, quien debe conocerse a si mismo como al otro, sus propias condiciones y aquellas del otro. Esto requiere de una habilidad de penetrar todos los aspectos del mundo. La victoria proviene del conquistar entero e intacto al enemigo.”
El conocimiento de los demás, es inteligencia,
El conocimiento de uno mismo es iluminación.
La conquista de los demás es poder,
La conquista de uno mismo es fortaleza.
Lao – Tzu. Tao Te Ching
Para Yamamoto Tsunetomo en cambio, el Samurai conoce verdaderamente sus debilidades y nunca cree, durante toda su vida, de haber alcanzado la perfección. En una de las páginas del libro Hagakure, un maestro llamado Yagyu dijo una vez, “Yo no conozco el modo para derrotar a los demás, pero si la Vía para derrotarme a mi mismo.” El Samurai avanza día tras día: hoy se convierte más hábil que ayer, mañana más hábil que hoy. La formación y entrenamiento no terminan nunca.
La prudencia, entendida como la capacidad de mantener siempre bajo vigilancia la situación general de las cosas, siendo previsivo de las consecuencias eventuales o latentes y observarlas con una mirada serena y sin prejuicios: es probablemente la cualidad principal de El Príncipe que describió en su época el político, filósofo, estudioso Niccoló Machiavelli, en su tratado que lleva ese mismo nombre.
De la mano con la prudencia, encontramos la previsión o lo que Machiavelli habla en su tratado: la lungimiranza, palabra compuesta de lungi (lejos) y del presente participio del verbo mirare (ver), el cual significa la cualidad o dote de una persona que mira y ve muy lejos en el tiempo. Es decir, que por medio de nuestra educación (académica y extraacadémica), experiencias, estudio y práctica constante de nuestro oficio, uno sabiamente puede prever el desarrollo de eventos futuros y analizarlos a tiempo; incluso aquellos eventos que apuntan a un objetivo distante y que actúan de tal manera que crean condiciones favorables.
Igualmente, teniendo en consideración la línea de pensamiento de Machiavelli, la cual reside en la plena convicción que la inteligencia puede forzar la misma naturaleza y sobre todo la naturaleza misma del ser humano. En otras palabras y como valor ético supremo, en la capacidad del hombre de dominar su propia vida con su propio trabajo.
Creo que es extremadamente importante, citar a Angela Duckworth en su libro “Grit”, en el cual, nos pide que dejemos de mitologizar el talento natural o el simple hecho de que una persona sea un genio y consideremos dos ecuaciones:
Talento x esfuerzo = habilidad

El talento es cuan rápidamente nuestra habilidad mejora cuando invertimos esfuerzo. El logro en cambio es lo que pasa cuando implementamos las habilidades adquiridas por medio de nuestro esfuerzo. Siendo pragmáticos y no considerando tantas variables exógenas como el haber nacido en un determinado período histórico, en un cierto lugar o tenido un mentor famoso; esto en teoría, implica que uno o más sujetos diferentes, bajo las mismas condiciones, sus logros alcanzados van a depender únicamente de dos cosas: talento y esfuerzo. Nuevamente, el talento es cuan rápido mejoramos nuestras habilidades, lo cual es de suma importancia, sin embargo, el esfuerzo afecta doblemente la ecuación. El esfuerzo construye la habilidad y al mismo tiempo hace que la habilidad sea productiva.
El actor Will Smith, igualmente hablando para el libro Grit, dijo: “La separación entre talento y habilidad es uno de los conceptos más grandemente malentendidos por parte de personas que están tratando de sobresalir, que tienen sueños, que quieren cumplir ciertas metas. Uno tiene talento, de manera natural, pero la habilidad es únicamente desarrollada por medio de horas y horas y horas practicando tu propio oficio.”
En respuesta, Angela Duckworth, indica que la habilidad no es lo mismo que un logro. Sin esfuerzo, tu talento no es nada más que tu potencial alcanzado a medias. Sin esfuerzo, tu habilidad no es más que lo que tu pudiste hacer pero que no lo lograste hacer. Con esfuerzo, el talento se convierte en habilidad y al mismo tiempo, el esfuerzo hace productiva a la habilidad.
Para analizar el significado de esta palabra, nos dirigimos directamente a expertos en negociación, como lo es Deepak Malhotra, profesor de Negociación en Harvard. Para Malhotra, la empatía es:
“Cuanto mayor sea su capacidad de empatía, cuanto más cuidadosamente se intente comprender todas las motivaciones, intereses y limitaciones de la contraparte, más opciones se tendrá para resolver una disputa, conflicto o un punto muerto. Es decir, mientras mejor sea la comprensión de la perspectiva de la contraparte, es más probable que encuentres una solución.”
Es importante no confundir la empatía con la simpatía. El objetivo es comprender qué está causando que alguien se comporte de una cierta manera; no significa que se tenga que aprobar sus objetivos o acciones. Hay una diferencia entre explicar el comportamiento del otro lado y otra, el justificarlo.
Creo que la mejor definición que he encontrado sobre esta cualidad del Gran Negociador, nos la da Google: la disciplina es el conjunto de reglas o normas cuyo cumplimiento de manera constante conducen a cierto resultado. Tal y como un Samurai cursaba toda su vida bajo un Código Ético llamado Bushido, donde se comprometía totalmente a ciertos valores éticos, llevándolos inclusive a la muerte si estos se veían comprometidos. ¿Por qué ahora, en nuestro tiempo no podemos regirnos bajo nuestro propio código de reglas ético-morales para cumplir las metas que queramos?
En el libro, Extreme Ownership, Jocko Willink dice, “No esperes estar motivado todos los días para salir y hacer que las cosas sucedan. No lo estarás. No cuentes con la motivación. Cuenta con disciplina.”
Es el estar comprometido y ser leal con nuestros proyectos, objetivos y metas en el largo plazo. Es más que tener intensidad, es tener la suficiente estamina y consistencia en el tiempo.
La firmeza de carácter tiene dos componentes importantes: a) la pasión b) la perseverancia.
a. La pasión es ese interés desmesurado por un oficio, actividad o disciplina que sirve de combustible para mantener nuestra concentración y energía para alcanzar nuestro objetivo o meta más grande, la cual a su vez podemos denominarla, propósito. Es importante considerar que es bajo nuestra responsabilidad que esa pasión sea cultivada durante el tiempo, estudiando, meditando, analizando y profundizando nuestro oficio, actividad o disciplina.
b. Perseverancia es tácitamente, fuerza de voluntad. Es la determinación de continuar en el camino o Vía que hemos decidido tomar. Es aquella tendencia a no abandonar nuestros deberes al enfrentarnos con obstáculos o situaciones adversas. Tenacidad.
Nuestros grandes intereses o pasiones que se traducen en nuestras actividades u oficios cotidianos tienen que ser de beneficio no solo propio, pero también para el bienestar de nuestra comunidad.
Aristóteles fue uno de los primeros en reconocer que existen por lo menos dos maneras de perseguir la felicidad. La primera es eudaimónica – en armonía con el bienestar del propio (eu) espíritu interior (daemon) – y la segunda es hedonista, dirigida a experiencias positivas, momentáneas, tácitamente egocéntricas. Obviamente Aristóteles tomó un lado preferido y consideró el tipo de vida hedonista como primitivo y vulgar, mientras que tomar la Vía eudaimónica, como noble y pura.
En un estudio hecho por La Universidad de Harvard, por más de 80 años, investigadores han estudiado la trayectoria de salud de los participantes y otros particulares de sus vidas, incluidos sus triunfos y fracasos de sus carreras y sus matrimonios, y el hallazgo ha producido lecciones sorprendentes, no solo para los investigadores, pero para todos nosotros.
«El hallazgo sorprendente es que nuestras relaciones y lo felices que estamos en nuestras relaciones tiene una poderosa influencia en nuestra salud», dijo Robert Waldinger, director del estudio, psiquiatra del Hospital General de Massachusetts y profesor de psiquiatría en la Facultad de Medicina de Harvard. “Cuidar su cuerpo es importante, pero cuidar de sus relaciones también es una forma de autocuidado. Eso, creo, es la revelación del estudio.
Nuevamente, nuestro enfoque hacia nuestros proyectos, metas y oficios en general no tienen que ser netamente egoísta, creo que podemos hacer siempre algo para el bien común.
Es el deseo o interés incesante de saber, conocer, investigar y buscar nuevas experiencias, actividades, oficios, personas; con el objetivo de alimentar y convertir el conocimiento en sabiduría y que esta a su vez se traduzca en acción. Es decir, el simple hecho de leer, estudiar, observar, analizar nos convierte únicamente en individuos meramente instruidos mas no en individuos educados.
Curiosidad -> Aprendizaje -> Conocimiento -> Sabiduría -> Acción
Creo que, para pensar en la paciencia como una virtud, no es transcendental escribir su significado tácito, pero si incluir dos extractos de dos libros sumamente importantes de filosofía oriental:
Una tempestad no dura toda la mañana,
Un aguacero no dura un día entero.
¿Qué provoca todo esto? El Cielo y la Tierra.
Si el Cielo y la Tierra no logran hacer durar algo tan violento, mucho menos el hombre.
Concéntrate en el Tao y experimentarás el Tao.
Concéntrate en el poder y experimentarás poder.
Concéntrate en la pérdida y experimentarás pérdida.
Lao – Tzu. Tao Te Ching
Tenemos que encontrar el ritmo correcto en el éxito como en el fracaso, cuando alcanzamos nuestro objetivo como cuando lo fallamos (en su florecimiento y en su decadencia, en la armonía y en la discordia). Todas las cosas implican un tiempo para crecer y uno para retirarse…
Miyamoto Musashi. El Libro de los Cinco Anillos.
La audacia siempre conlleva gloria y honor a cualquiera que realice un acto, que por más peligroso o difícil que este sea, no demuestre temor o indecisión. Sin embargo, estimo correcto, que la audacia tiene que ser el producto de nuestra experiencia, conocimiento, previsión, sabiduría y dominio sobre nuestro cuerpo y nuestra mente. La audacia debe ser el resultado intrínseco del control y responsabilidad total sobre nuestras propias decisiones. Sin estos ingredientes, la audacia es mera estupidez.
“Audentes fortuna iuvat”. (A los osados ayuda la fortuna).
Virgilio. Eneida.
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